DE MARRAKECH A OUARZAZATE

Son las 7h., mis compañeros aún no estan listos y me lanzo por las calles de la ciudad para conseguir mi foto al lado de la Mamounia, la torre que asemeja la Giralda de Sevilla y que es el simbolo de esta ciudad marroquí.
Una vez en ruta entramos en la cordillera Atlas, aquí es donde me despido de mi grupo y me como las curvas que me llevan por parajes increibles, gargantas, barrancos, valles zonas pedregosas y un incontable número de rios, los lugareños me saludan al pasar, bellos rincones donde tomar fotos dignas de una postal.
Como siempre no se donde voy, lo que obliga a los 100 Kms. a esperar la resto de grupo.
Street ha dejado la mitad del soporte de las plataformas durante el camino, voy conduciendo en bermudas, camisetas sin mangas, y sin casco.
Mis compañeros se unen a mi, y toman la decisión de sacarse el casco, sentir el aire caliente en la cara nos da la sensacion de frescor que al parar desaparece.
El paisaje al dejar el Atlas ya nos avisa de lo que vamos a encontrar, pequeños pueblos de adobe, perdidos en un entorno duro de verdad, pocos arboles en el llano y vegetación abundante en los valles, rebaños de cabras que pastan y suben a la carretera.
En uno de estos pueblos me paro a tomar unas fotos, llega Pedro y para unos metros más adelante, un mal cálculo en la firmeza del terreno le lleva a un arenal, no puede aguantar el peso de la moto y en parado,su estupenda y brillante Ultra Screamin, toca el suelo. Fernando por favor no se lo digas a nadie.
Seguimos hasta el restaurante en medio de la nada, todos los clientes son aventureros que en sus 4x4 tambien han decidido comer en el lugar.
Trás la comida nos encaminamos hasta nuestro destino, al girar una curva aparece la medina de Ourzazate, señores que impresion, una monumental fortaleza de adobe rojo nos aníma a acercarnos, a su lado somos minúsculos seres montados en unos caballos de hierro.
Al lado de la fortaleza un sinfin de tiendas ofrecen al visitante plata, chilabas, kaftanes y antiguedades, tales como puertas, balanzas, trompetas, cerrojos, candados, sillas de montar, a su lado algunos camellos montados por sus jinetes se dirijen quien sabe donde.
Parece una estampa sacada de "Las Mil y Una Noches", tal vez la bella Sherezade aparezca para relatarnos la historia de la ciudad, "INCHALAH" (si Dios quiere).
Piscina y ducha o ducha y piscina, luego un paseo por la fortaleza y Pedro y yo atrevidos nos adentramos en ella, la estrechez de sus calles y lo justo de las esquinas más la presenca de tenderetes y numerosísimos niños corriendo por todos lados y en especial al nuestro nos inclina para salir de allí, pero ha valido la pena.
De vuelta una cena típca del país, cafe y whisky.
Os escribo desde la recepción del Hotel y mañana partimos ya hacia las dunas, ahí pasaremos dos días, os prometo fotos y comentarios.
No os vayais, mañana os cuento más.